davidgarciavanegas
  Paradigmas investigacion social
 
I SLAS ,  45(138):125-135;  octubre-diciembre,  2003





Alfredo González
Morales
Los paradigmas
de investigación en las
ciencias sociales






La noción de paradigma



partir del libro La estructura de las Revoluciones Científicas de Tomas Khun, publicado en 1962, las consideraciones sobre paradigma han tenido una significativa repercusión en las investigaciones sociales.
La noción de paradigma es abordada por Khun como aquella que da una imagen básica del objeto de una ciencia, define lo que debe estudiarse, las preguntas que es necesario responder, o sea, los problemas que deben estudiarse y qué reglas han de
seguirse para interpretar las respuestas que se obtienen; consi- dera a los paradigmas «como realizaciones científicas univer- salmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científi- ca.» (Khun, 1986:13)
Con el paradigma se diferencia una comunidad científica de
otra, ya que comparten por consenso teorías y métodos que se
consideran legítimos, así como los criterios para enjuiciar la va-
lidez de las soluciones propuestas. De modo que «un paradig-
ma es lo que comparten los miembros de una comunidad cientí-
fica y, a la inversa una comunidad científica consiste en unas
personas que comparten un paradigma» (Khun, 1986:271); un
paradigma significa una cosmovisión del mundo compartida
por una comunidad científica; un modelo para situarse ante la
realidad, interpretarla y darle solución a los problemas que en
ella se presentan.

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Teniendo en consideración lo anterior, podemos señalar que los paradigmas deben responder a los principios o supuestos básicos siguientes:
1. Supuesto ontológico. Es naturaleza de la realidad investiga- da y cuál es la creencia que mantiene el investigador con res- pecto a esa realidad investigada.
2. Supuesto epistemológico: El modelo de relación entre el in-
vestigador y lo investigado, la forma en que sobre la base de
determinados fundamentos se adquiere el conocimiento. El in-
vestigador puede partir del supuesto de que el conocimiento es
objetivo y en su pretensión de captar esta objetividad en los fe-
nómenos que estudia, emplea los métodos y procedimientos pro-
pios de las ciencias naturales, partiendo del criterio de que el
conocimiento científico se obtiene estableciendo un distancia-
miento entre el sujeto cognoscente y el objeto; o por el contrario,
puede considerar que el conocimiento es subjetivo, individual,
irrepetible y en consecuencia establecer una relación estrecha
con el objeto investigado con la finalidad de poder penetrar con
mayor hondura en su esencia.
3. Supuesto metodológico. El modo en que podemos obtener los
conocimientos de dicha realidad. Aquí se encuentran la pers-
pectiva metodológica y los métodos y técnicas de investigación
utilizados por el investigador en dependencia de sus supuestos
ontológicos y epistemológicos, con los cuales establece una rela-
ción armónica y lógica.
Los tres principios deben verse de forma orgánica, imposibles
de analizar sin tener en consideración su coherencia e interde-
pendencia interna, y esto es lo que precisamente le confiere una
singular naturaleza a cada paradigma.
En cuanto a la clasificación de los paradigmas se observa que
existen dos fuera de toda polémica: el positivista y el interpreta-
tivo, dado por la personalidad propia que le confiere su ontolo-
gía, epistemología y metodología. Sin embargo, a partir de la
teoría crítica de Habermas (1973, 1984, 1988), se crea el llama-
do paradigma sociocrítico, cuyos puntos de contacto con el inter-
pretativo hacen que muchos autores lo consideren unido a este.
De manera más reciente se plantea la existencia de otros
paradigmas como el emergente (De Miguel, 1987), caracteriza-
do por unir los tres anteriores y buscar la síntesis entre lo cuan-
titativo y lo cualitativo. Se denomina emergente porque está en

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proceso de constitución. En el presente trabajo nos limitaremos a realizar un breve análisis de los tres primeros.
Pero antes nos parece conveniente señalar cuáles son las fun- ciones de los paradigmas. Según Patton (citado por Merino
1995:13), estas pueden resumirse en: la coordinadora, es la que dirige los esfuerzos de los seguidores de un paradigma para ex- plorar la realidad, favoreciendo el establecimiento de «líneas» y
«escuelas» de pensamiento; la estabilizadora, que trata de con-
servarlo y mantenerlo inmutable, es la responsable de la actitud
dogmática que adoptan los especialistas cerrando la entrada de
nuevas ideas o corrientes de pensamiento que contradigan o
amenacen los supuestos básicos; la integradora que crea un mar-
co conceptual, un lenguaje o argot, que facilita a sus seguidores
identificarse como afiliados a un mismo paradigma y, por últi-
mo, la función organizadora que facilita el establecimiento de
criterios y normas para elegir los temas o problemas a investi-
gar, diseñar y seleccionar los métodos, las técnicas y los instru-
mentos adecuados para arribar a la interpretación de los resul-
tados.


El paradigma positivista

El paradigma positivista, también llamado hipotético-deducti- vo, cuantitativo, empírico-analista o racionalista, surgió en el siglo XIX y tiene como fundamento filosófico el positivismo. Fue creado para estudiar los fenómenos en el campo de las ciencias naturales, pero después también fue utilizado para investigar en el área de las ciencias sociales, sin tener en consideración las diferencias que existen entre ambas.
La investigación positivista asume la existencia de una sola realidad; parte de supuestos tales como que el mundo tiene exis- tencia propia, independiente de quien lo estudia y que está regi- do por leyes, las cuales permiten explicar, predecir y controlar los fenómenos. En consecuencia, la finalidad de las ciencias está dirigida a descubrir esas leyes, a arribar a generalizaciones teó- ricas que contribuyan al enriquecimiento de un conocimiento de carácter universal. En el campo de las ciencias sociales en general es considerada esta posición una limitante puesto que se aleja de los problemas reales, de situaciones concretas en de- terminado contexto, impidiendo ofrecer soluciones a los even- tos particulares de la práctica.

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Para el paradigma positivista el estudio del conocimiento exis- tente en un momento dado conduce a la formulación de nuevas hipótesis, en la cuales se interrelacionan variables, cuya medi- ción cuantitativa, permitirá comprobarlas o refutarlas en el pro- ceso de investigación. Se busca una correlación o causa-efecto, donde los investigadores han de mantener una actitud neutral frente a los fenómenos. El experimento y la observación son con- siderados los métodos fundamentales del conocimiento científi- co. Los resultados objetivos y cuantificados obtenidos experi- mentalmente determinarán o no la validez de la predicción inicial.
Para arribar a la fiabilidad de los resultados se necesita deli- mitar con criterios estadísticos una muestra representativa de una determinada población. Solo así los resultados alcanzados pueden considerarse con validez universal, aplicables a cual- quier contexto y situación.
Es evidente que extrapolar los métodos de investigación de las ciencias naturales y exactas a las ciencias sociales constituye un desconocimiento de la especificidad de ambos campos del saber y, por consiguiente, de las leyes que los rigen. El objeto de las ciencias sociales es la sociedad, los vínculos que establecen los hombres entre sí. Relacionarse variables y controlarse estas en determinadas circunstancias es muy factible en las ciencias naturales, pero en la sociedad no sucede de igual forma, pues el hombre se distingue por la subjetividad, las relaciones que enta- bla con otros hombres, por ser un agente transformador de sí mismo y de su entorno. Los fenómenos sociales tienen un carác- ter único e irrepetible y es más factible hablar de la manifesta- ción en ellos de tendencias, que de leyes y regularidades que se manifiesten de manera unívoca, exacta, como sí ocurre en las ciencias naturales.
Los fenómenos sociales siempre están multicondicionados y no se pueden aislar para su estudio. Los investigadores hipotéti- co-deductivos tratan de extrapolar sus resultados, sin conside- rar este multicondicionalismo que gravita sobre la situación in-
vestigada, confiriéndole una distintiva fisonomía. Radica aquí su gran limitación, al segmentar la realidad, cuando la sociedad solo es posible abordarla como se nos presenta, holísticamente.
Según Mardones y Ursúa (1982:19-20) reducidos los rasgos característicos de la investigación positivista serían estos:

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1. El monismo metodológico. Los objetos abordados por la in- vestigación científica pueden ser, y son de hecho, diversos, pero hay, como diría Comte, unidad de método y homogeneidad doctrinal. Es decir, solo se puede entender de una única forma aquello que se considere una auténtica explicación científica.
2. El modelo o canon de las ciencias naturales exactas. Para Comte y Mill la unidad de método, el llamado método positivo, tenía un canon o ideal metodológico frente al que se confrontaban el grado de desarrollo y perfección de todas las demás ciencias. Este baremo lo constituía la ciencia físico-matemática. Por él vendría medida la cientificidad de las nacientes ciencias del hombre.
3. La explicación causal o Erklaren como característica de la expli- cación científica. La ciencia trata de responder a la pregunta «por qué» ha sucedido un hecho, es decir, responde a la cuestión acerca de las causas o motivos fundamentales. Las explicacio- nes científicas son, por consiguiente, causalistas, aunque sean en un sentido muy amplio. Si nos remitimos a Comte y Mill, tal explicación de carácter causal viene expresada también en la búsqueda de leyes generales hipotéticas de la naturaleza, que subsuman los casos o hechos individuales. Hay un vocablo ale- mán que resume y condensa ese método científico: el Erklaren (explicación).
4. El interés dominador del conocimiento positivista. Desde F. Bacon, «scientia et potentia in idem coincidunt», A. Comte pon- drá el énfasis en la predicción de los fenómenos. Su «vivir pour prevoir pour pouvir», es todo un indicador del interés que guía el conocimiento positivo. El control y dominio de la naturaleza constituye el objetivo de dicho interés. La amenaza que le ronda es cosificar, reducir a objeto todo, hasta el hombre mismo. Cuan- do la razón se unilateriza hacia este lado y absolutiza sus posi- ciones, estamos ante lo que Adorno y Habermas denominan la razón instrumental.


El paradigma interpretativo

Weber, uno de los mayores representantes de la metodología cualitativa, expresó que «mientras en la astronomía los cuerpos celestes nos interesan en sus relaciones cuantitativas, suscepti- bles de medición exactas, en las ciencias sociales nos concierne

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la tonalidad cualitativa de los procesos [...] cuya comprensión por vía de la revivencia es una tarea específicamente distinta de aquella que pueden pretender resolver las fórmulas de las cien- cias naturales y exactas en general».
En el paradigma cuantitativo, propio de las ciencias naturales, el interés se centra en la búsqueda de nuevos conocimientos y su generalización; mientras que el paradigma cualitativo es el apro- piado para estudiar los fenómenos de carácter social, al tratar de comprender la realidad circundante en su carácter específico. Mediante ella se trata de develar por qué un fenómeno ha llegado a ser así y no de otro modo. De manera que focaliza su atención en la descripción de lo individual, lo distintivo, la existencia de reali- dades múltiples, lo particular del hecho que se estudia, sin la pre- tensión primaria de establecer regularidades, ni el establecimiento de generalizaciones o leyes universales por la vía de generalizacio- nes abstractas a partir de datos estadísticos, más bien consideran que los postulados de una teoría son válidos únicamente en un espacio y tiempo determinados.
No es que la metodología cualitativa rehúse la elaboración de teorías, a las cuales de facto arriban estudiando casos específicos y después comparándolos con otros estudiados de igual forma detallada. Pero al emplear una metodología cualitativa más que privilegiar la generación de teorías se persigue transformar una
realidad enmarcada y contextualizada. Los sujetos investiga- dos no son meros aportadores de datos para formular después generalizaciones, sino que los valores de esos datos estriban en la mejora que pueden traer para los propios sujetos que los su- ministraron. Ubicándose en el campo concreto de la educación, Merino (1995:10) plantea: «Los investigadores cualitativos nos preguntamos qué sentido puede tener el desarrollar teorías, métodos, sistemas y tecnologías para la enseñanza o para la evaluación, por muy sofisticados que sean, si no tienen como objeto mejorar la calidad del aprendizaje y de la vida personal y social de los estudiantes y de otros actores que están al servicio de la educación de las generaciones que nos siguen».
El investigador trata de descubrir el significado de las accio- nes humanas y de la vida social, dirige su labor a entrar en el mundo personal de los individuos, en las motivaciones que lo orientan, en sus creencias. Existe la propensión de traspasar la superficie para llegar al fondo, a lo que condiciona los compor-

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tamientos. Se parte del presupuesto de que en las ciencias socia- les la acción de los individuos siempre está gobernada por las significaciones subjetivas, las cuales no son observables y, por tanto, no pueden analizarse con los métodos cuantitativos. Es- tos últimos, como ya vimos, se emplean a partir de una lógica hipotético-deductiva, mientras que los métodos cualitativos si- guen una lógica inductiva que busca en la realidad natural de los sujetos el significado que le otorgan a los hechos investiga- dos. El investigador elabora categorías, arriba a comprensiones e interpretaciones partiendo de los datos obtenidos y no de con- cepciones teóricas previas. No se recogen datos para verificar teorías preconcebidas o hipótesis como sucede en el paradigma positivista.
En correspondencia con estos supuestos el paradigma positi- vista emplea métodos que pretenden indagar en lo hondo de la subjetividad de los sujetos: las creencias, los valores, las motiva-
ciones, etc. Dentro de esos métodos se encuentran el estudio de casos, el estudio de documentos personales (diarios, cartas, au- tobiografías), la entrevista a profundidad, la observación parti- cipante, entre otros.
El empleo de una metodología cualitativa determina que el proceso de investigación se corresponda con los supuestos teó- ricos en los que se sustenta. En esta dirección cabe resaltar la
interrelación que se produce entre el investigador y el objeto investigado, provocando la mutua influencia y correspondiente modificación. Si este tipo de investigación se dirige a resolver problemas de la práctica, es el diálogo que se entabla con ella quien direccionará el curso de la investigación, sus fases, su re- planteo al dictado de las nuevas informaciones y constructos teóricos configurados sobre su basamento. El proceso de inves- tigación no se produce de modo lineal, sino circular, se reformula constantemente al dictado de las nuevas aportaciones que sur- gen como resultado de la interactuación con la realidad.
El criterio de selección muestral no tiene como propósito re- presentar una población a partir de la cual se puedan generali-
zar resultados. La muestra siempre es intencional y su selección estará determinada por la amplitud, variedad e integración de las diversas realidades que convergen en el objeto estudiado. Constituye el nivel de información sobre la realidad investiga- da, lo que determina que «algo» devenga criterio muestral.

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Los paradigmas, como ya hemos expresado, representan una manera global de concebir la realidad y, por consiguiente, de abordarla científicamente, pero dentro de ellos existen diferen- tes enfoques. En el interpretativo, estos son: la fenomenología hermenéutica, la etnografía, el interaccionismo simbólico y la etnometodología. Cada ciencia social en correspondencia con su especificidad privilegiará uno u otro enfoque.
Según Patton (citado por Merino, 1995: 33-35), las caracterís- ticas de la investigación del paradigma interpretativo son:
1. Investigación naturalista. Estudia las situaciones ubicándo-
las en el mundo real, tal y como se desenvuelven naturalmente;
hay una actitud no manipuladora, no obstrusiva y abierta a lo
que surja, sea lo que sea hay una ausencia de restricciones o
resultados predeterminados.
2. Análisis inductivo. Inmersión en los detalles o en las
especificidades de los datos para descubrir las categorías, di-
mensiones e interrelaciones; comenzando por explorar con pre-
guntas auténticamente abiertas, en lugar de probar deductiva-
mente hipótesis derivadas de la teoría.
3. Perspectiva holística. El fenómeno estudiado como totalidad,
es apreciado en su carácter de sistema complejo, que es más que
la suma de sus partes, se enfoca sobre las interdependencias
complejas que no son reducidas a propósito a unas cuantas va-
riables que indiquen discreta y linealmente, relaciones de cau-
sa-efecto.
4. Datos cualitativos. Descripción detallada, espesa, investiga-
ción en profundidad, anotaciones directas que captan las expe-
riencias y perspectivas personales.
5. Contacto e insight personal. El investigador tiene contacto
directo con la gente o la situación estudiada.
6. Sistemas dinámicos. Se presta atención a los procesos: se acep-
ta que el cambio es constante, sin importar si el foco de atención
sea un individuo o una cultura entera.
7. Orientación hacia el caso único. Cada caso es considerado
como especial y único; el primer nivel de análisis se realiza res-
petando los detalles de casos individuales estudiados, de ellos
sigue un análisis transversal de los casos.
8. Sensibilidad hacia el contexto. Ubica sus hallazgos en un con-
texto social, histórico y temporal, preguntándose por la posibili-
dad o significación de sus generalizaciones en el tiempo y en el
espacio.

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9. Neutralidad empática. La objetividad absoluta es imposible, la pura subjetividad mina la credibilidad: al investigador le apa- siona comprender al mundo en toda su complejidad sin antici- paciones, sin actitudes defensivas, sin más fin que comprender. Incluye en la situación su experiencia personal y su capacidad de empatía, como parte de los datos importantes a tener en cuen- ta. Al mismo tiempo, adopta la posición de no someter a juicio cualquier contenido emergente.
10. Flexibilidad del diseño. Dispuesto a adaptar la investiga- ción, conforme se profundiza la comprensión o cambian las si- tuaciones; evita encerrarse en un diseño rígido que elimine su capacidad de responder a situaciones emergentes.


El paradigma sociocrítico

El paradigma sociocrítico reacciona contra el reduccionismo del paradigma positivista con su excesivo objetivismo y carácter conservador, y la propensión al subjetivismo del interpretativo.
Este paradigma, a diferencia de los anteriores, introduce la ideología de forma explícita, ante lo falso de estimar la neutrali- dad de las ciencias. Trata de desenmascarar la ideología y la experiencia del presente, y en consecuencia tiende a lograr una conciencia emancipadora, para lo cual sustentan que el cono- cimiento es una vía de liberación del hombre. Entienden a la investigación no como descripción e interpretación, sino en su carácter emancipativo y transformador.
La investigación sociocrítica parte de una concepción social y científica holística, pluralista e igualitaria. Los seres humanos son cocreadores de su propia realidad, en la que participan a través de su experiencia, su imaginación e intuición, sus pensa- mientos y acción; ella constituye el resultado del significado in- dividual y colectivo.
En la investigación sociocrítica se distinguen tres formas bási- cas: la investigación-acción, la investigación colaborativa y la investigación participativa. Todas tienen una visión activa del sujeto dentro de la sociedad, por lo cual ponderan la participa- ción como elemento base. Es decir, participación en la praxis para transformar la realidad, mediante un proceso investigativo en el que la reflexión crítica sobre el comportamiento de esa rea- lidad determina su redireccionamiento, su circularidad.

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Colás Bravo (Buendía Eximan, Colás Bravo y Hernández Pina,
1999: 261) enmarca a las formas investigativas del paradigma
sociocrítico dentro del cualitativo y las llama métodos cualita-
tivos de investigación para el cambio social, los cuales funda-
menta en la acción, la práctica y el cambio. La autora señala como
elementos clave que unen a los tres tipos de investigación los
siguientes:
1. Se fundamenta en la ciencia de la acción. La ciencia de la ac-
ción tiene como objetivo identificar las teorías que utilizan los
actores para guiar su conducta, y en términos amplios predecir
sus consecuencias. Estas teorías pueden hacerse explícitas a tra-
vés de la reflexión sobre la acción.
2. El conocimiento se enraiza «en» y «para» la acción. El interés
no está en desarrollar una ciencia aplicada, sino una ciencia
genuina de la acción. Se enfatiza en la comprobación sistemáti-
ca de la teoría en contextos de vivenciación.
3. La construcción de la realidad comienza a manifestarse a tra-
vés de la acción reflexiva de las personas y las comunidades.
4. Se remarca la importancia del conocimiento experiencial, que
a su vez se genera a través de la participación con los otros.


¿Compatibilidad o incompatibilidad entre paradigmas?

Como señalamos al inicio los paradigmas reconocidos universal- mente, cuya existencia está fuera de toda discusión, son el positi- vista y el interpretativo con una ontología, epistemología y meto- dología propias. De ahí que asumir uno u otro depende de la cosmovisión del investigador, de sus presupuestos teórico- metodológicos y, por consiguiente, resulte imposible la fusión de ambos paradigmas dada la naturaleza contrapuesta de estos.
En ocasiones se estima que emplear métodos cualitativos en una investigación de corte positivista o a la inversa, significa una fusión de paradigmas. Pero conviene aclara que cuando se habla de metodología entendemos la perspectiva metodológica y los métodos y técnicas a emplear, y entre los dos existe una significativa diferencia. La perspectiva metodológica compro- mete al investigador en su totalidad: visión del mundo, traslado de esa concepción al problema elegido y al proceso de investiga- ción, se trata de elegir entre una metodología lineal propia del paradigma positivista y una circular, hermenéutica, interactiva

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y abierta como la del interpretativo. Por su parte, los métodos son caminos para arribar al conocimiento en correspondencia con determinada perspectiva metodológica. De modo que la perspectiva metodológica es lo que responde directamente al paradigma.
Siguiendo esta lógica de pensamiento se infiere que emplear métodos cualitativos cuando se sigue un paradigma positivista o a la inversa, no implica fusión de paradigmas, ya que el méto- do aislado no determina el paradigma. Esto más que una limitante o una tendencia al eclecticismo constituye desde nues-
tro punto de vista una forma de enriquecer la investigación.
Nos adscribimos a la posición que considera que los paradig-
mas no son fusionables, porque parten de supuestos ideológicos
y científicos incompatibles. Pero a la vez estimamos que ellos no
son sistemas cerrados, sino que sobre la base de sus fundamen-
tos se abren a un diálogo legítimo y enriquecedor, sobre todo en
un campo tan complejo —por su multicondicionamiento— como
el de las ciencias sociales.


Bibliografía

Arnal, Justo, Delio del Rincón y Antonio la Torre (1994): Inves- tigación educativa: Fundamentos y metodología, Editorial Labor, España.
Buendía Eximan, Leonor, Pilar Colás Bravo y Fuensanta Hernán- dez Pina (1999): Métodos de investigación en psicopeda-gogía, McGraw-Hill, España.
Kemmis, S. y R. McTaggart (1992): Cómo planear la investiga- ción-acción, Editorial Laertes, Barcelona.
Khun, T. (1986): La estructura de las revoluciones científicas, Fon- do de Cultura Económica, México.
Mardones, José María y Nicolás Ursúa (1982): «Filosofía de las ciencias humanas y sociales: nota histórica de una polémica Filosofía de las ciencias humanas y sociales (mate-
riales para una fundación científica), Fontamara, Barcelona.
Merino, C. (1995): Metodología cualitativa de la investigación
psicosocial, UNAM-CISE, España





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