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FRANCIS BACON

 

Fuentes: www.monografías.com,http://boards1.melodysoft.com/app?ID=arje&msg=134,http://es.wikipedia.org/wiki/Novum_organum

 

La época del renacimiento fue una de las épocas menos dotadas de espíritu crítico que haya conocido el mundo. Es la época de la más burda y profunda superstición, una época en la que la creencia en la magia y en la brujería se propagó de manera prodigiosa y estuvo infinitamente más extendida que en la Edad Media , es tanto así que la astrología jugaba un papel mucho mayor que la astronomía , y los astrólogos ocupaban cargos oficiales junto a los soberanos. Prueba de esto es también la producción literaria de la época: son las demonologías y los libros de magia lo que se lee por todas partes.
La magia y las ciencias ocultas en la Edad Media partían de la creencia de que existían de forma omnipresente fuerzas espirituales malignas o benéficas de carácter sobrenatural. El hombre del Renacimiento , sin embargo, parte de a idea de que el universo es un universo animado y de que todas las fuerzas de la naturaleza son semejantes. El ser humano y la naturaleza están dominados por las mismas fuerzas y entre todos los elementos del cosmos existe una conexión que unifica sus diversos aspectos.
La astrología era, por tanto, la ciencia que al intentar investigar los astros estudiaba la influencia de éstos sobre los hombres. La alquimia, por su parte, pretendía explicar el poder que ejercían ciertas sustancias sobre los seres humanos y los objetos. La magia y la alquimia intentaban dotar al ser humano de un poder que le permitiera dominar los acontecimientos y las fuerzas que animaban toda la naturaleza. El mago reconocía estar dominado por dichas fuerzas, al igual que todos los demás seres animados, pero creía ser capaz de controlarlas y plegarlas a sus propios deseos. De esta forma las ciencias ocultas se presentaban como técnicas de control y dominio del universo , anticipando así la idea de dominio del hombre sobre la naturaleza propia de la mentalidad moderna posterior.
¿Cómo podemos explicar estas creencias mágicas, astrológicas y alquimistas en el Renacimiento ? Primero hay que aclarar, a la luz de Alexandre Koyré, que la inspiración del Renacimiento no fue una inspiración científica. El ideal de civilización de la época que se llama precisamente "Renacimiento de las letras y de las artes", no es de ningún modo un ideal de ciencia , sino un ideal de retórica, en el que la técnica de la demostración de la lógica clásica es sustituida por una técnica de la persuasión.
Alexandre Koyré explica la credulidad y la falta de espíritu crítico del Renacimiento, como consecuencias de algo que es determinante para la época: la destrucción del sistema aristotélico. Efectivamente, después de haber destruido la física , la metafísica y la ontología aristotélicas, el Renacimiento se encontró sin física y sin ontología , es decir, sin posibilidad de decidir con anticipación si algo es posible o no. Es así como no hay ningún criterio que permita decidir si la información que se recibe de tal o cual hecho es verdadera o no. De esto resulta una credulidad sin límites .
Partiendo de que el ser humano es un animal crédulo por naturaleza, se entiende lo normal que es creer en el testimonio, sobre todo cuando viene del pasado. Así, en el Renacimiento nada está establecido de un modo más seguro que la existencia del demonio y de las brujas; mientras no se sepa que la acción de las brujas y de la magia es una cosa absurda, no se tiene ninguna razón para no creer en esos hechos.
Es de esta forma como alexandre Koyré resume en una frase la mentalidad del renacimiento: "Todo es posible". El hecho de que todo sea posible en el Renacimiento se debe, como ya hemos dicho, a la destrucción de la ontología medieval, de la ontología aristotélica, quedando lanzado o reducido a una ontología mágica.
Con la destrucción de la síntesis aristotélica, la ciencia se ve en la necesidad de encontrar un nuevo método de investigación de la naturaleza. La lógica de Aristóteles , base hasta entonces de las ciencias, ha de ser remplazada por una nueva lógica. A Francis Bacon se le suele considerar el fundador de la filosofía moderna en su tendencia empírica y el padre de la moderna investigación científica , y es a quien la historia le ha atribuido la nueva lógica de la ciencia . Para hacer entonces un somero estudio sobre esto, comenzaremos por aclarar quién fue Francis Bacon.

La vida de Francis Bacon (1561-1626), estadista, filósofo y literato, ofrece un conjunto de contradicciones si se le considera en esas tres facetas de su actuación.
Como estadista, Francis Bacon alcanzó los puestos más altos en la gobernación de Inglaterra, pero si en conseguirlos desplegó su capacidad intelectual . Precisamente su actuación en la vida pública inglesa ha perjudicado su reputación en sus otros aspectos de filósofo y escritor.
Su conducta con respecto al conde de Essex, del que era amigo íntimo, consejero privado y protegido, tiene difícil justificación. Al conde de Essex se le acusaba de delitos de traición a la corona, y puesto que su culpabilidad era reconocida sólo se tenía que discutir su mayor o menor culpabilidad, pero Bacon figuró entre los acusadores y redactó personalmente, por encargo de la reina, una vehemente acusación contra Essex.
La labor de Bacon como literato (encontrada, como es lógico, con su labor filosófica) abarca temas diversos y es importante en la historia de la lengua inglesa. Su prosa concisa, directa y excesivamente económica en las palabras, es una valiosa contribución al aún titubeante idioma inglés de su tiempo.
Su biografía de Enrique VII, independientemente de su veracidad como retrato, es uno de los primeros intentos de dar a las biografías un fondo psicológico para explicar los actos y la personalidad del biografiado. En el ámbito de la literatura, también se le conoce a Bacon por un gran numero de ensayos que abarcan temas muy diversos, desde los proyectos ideales para la construcción de un palacio o la de unos jardines, hasta los aspectos característicos del matrimonio y la soltería, con otros tradicionales sobre la ira, la envidia, la ambición, etc., y muchos otros dedicados a temas políticos y de gobierno.

Pero el lugar que ocupa Bacon en la historia se debe más que todo a su trabajo filosófico, asunto que es el que nos interesa. Como ya habíamos dicho, a Bacon se le suele considerar fundador de la filosofía moderna en su tendencia empírica, y padre de la moderna investigación científica; pero ambas cosas resultan exageradas.
Habíamos mencionado entonces que la destrucción que se opera en el Renacimiento de la ontología aristotélica, y de su filosofía en general, deja como consecuencia una credulidad sin límites, una ontología mágica en la que todo es posible y una cultura poblada de influencias mágicas, astrológicas y alquimistas, y que por consiguiente la ciencia se ve en la necesidad de encontrar un nuevo método de investigación de la naturaleza, una nueva lógica ante la abolida lógica aristotélica. La invención de esta nueva lógica es precisamente lo que se le atribuye a Francis Bacon, y lo que le ha hecho memorable.
Para intentar analizar el verdadero aporte de Francis Bacon a la ciencia y a la filosofía, partiremos esencialmente del estudio de su obra más relevante: el Novum Organum, en la que se condensa toda su teoría.
El Novum Organum fue publicado en 1620. Según la intención del autor, había de formar parte de un basto tratado general de las ciencias denominado Instauratio Magna, la gran restauración, que jamás fue concluido. La Instauratio Magna supuestamente estaba dividida en dos partes, la primera debería estar constituida por una gran enciclopedia de las ciencias, de la que tan sólo realizó una insignificante parte. El Novum Organum habría de ocupar la segunda parte de la Instauratio Magna, del cual realiza dos libros en los que expone los principios del ‘nuevo método’ científico que Bacon proponía como sustitución del obsoleto ‘organum’ aristotélico.
En el Novum Organum, Bacon anuncia, presenta y convoca a un proyecto de investigación filosófico-natural tendente a conseguir la ‘restauración’ (instauratio) del saber y consecuentemente del poder que sobre la naturaleza gozó Adán en el paraíso y que la humanidad había perdido como consecuencia del pecado original.
"El hombre, por su caída, perdió su estado de inocencia y su imperio sobre la creación, pero una y otra pérdida puede, en parte, repararse en esta vida, la primera por la religión y la fe, la segunda por las artes y las ciencias".

De esta manera Bacon cambiaba la relación de la religión con la ciencia: si para muchos teólogos y hombres piadosos de la época la ciencia era peligrosa para la religión, Bacon hace de la religión y de la Biblia base de la condena del saber tradicional y de la legitimidad de la Instauratio Magna. Con esto, llegamos a una de las conclusiones acerca del verdadero aporte de Bacon a la ciencia moderna. Bacon no motiva para nada un desprendimiento de la ciencia con la religión, por el contrario lo que hace es lograr una ‘reconciliación’ entre éstas. Bacon sí motiva la actividad de la ciencia pero no desligada de la religión, lo que no constituye un verdadero ideal moderno.
El Novum Organum tiene su punto de partida en el rechazo de la lógica de Aristóteles y en la necesidad de encontrar un nuevo método de investigación de la naturaleza.
La crítica de la lógica aristotélica y del pensamiento recibido, de sus prejuicios y de sus errores, ocupa la parte principal del primer libro del Novum Organum, a manera de preliminar de la filosofía de la ciencia que Bacon desarrolla en el segundo libro. Se trata de una especie de fenomenología del error, en la que se expone la reconocida teoría baconiana de los ‘idola’.
Los ídolos y las falsas nociones que han ocupado ya el entendimiento humano y han arraigado profundamente en él no sólo asedian las mentes humanas haciendo difícil el acceso a la verdad, sino que incluso en el caso de que se diera y concediera el acceso, esos ídolos saldrán de nuevo al encuentro, y causarán molestias en la misma restauración de las ciencias, a no ser que los hombres, prevenidos contra ellos, se defiendan en la medida de lo posible.
Son cuatro las clases de ídolos de las mentes humanas. Para mayor claridad les hemos puesto nombres, de forma que la primera clase la llamamos Ídolos de la Tribu, a la segunda Ídolos de la Caverna, a la tercera Ídolos del Foro y a la cuarta Ídolos del Teatro.
El remedio adecuado para la expulsión y alejamiento de los ídolos es la obtención de Nociones y Axiomas por medio de la verdadera inducción. Sin embargo, es muy útil la indicación de los ídolos, pues la doctrina de los ídolos ocupa con respecto a la Interpretación de la Naturaleza el mismo papel que la doctrina de las Refutaciones Sofísticas con respecto a la dialéctica vulgar.
Los Ídolos de la Tribu están fundados en la misma naturaleza humana y en la misma tribu o raza humana. Pues es falso afirmar que el sentido humano es la medida de las cosas; muy al contrario: todas las percepciones, tanto las de los sentidos como las de la mente, son por analogía humana y no por analogía con el universo. El entendimiento humano es semejante a un espejo que refleja desigualmente los rayos de la naturaleza, pues mezcla su naturaleza con la naturaleza de las cosas, distorsionando y recubriendo a esta última.
Los Ídolos de la Caverna son los ídolos del hombre individual. En efecto: cada cual [además de las aberraciones de la naturaleza humana en general] tiene un espejo o caverna propia que rompe y corrompe la luz de la naturaleza ya sea por la naturaleza propia y singular de cada uno o por la educación y trato con los demás o por la lectura de libros y la autoridad de aquellos que cada cual cultiva y admira, o bien por la diferencia de las impresiones, según ocurran en un ánimo ocupado de antemano y predispuesto o en un ánimo tranquilo y reposado. Pues el espíritu humano [tal como aparece dispuesto en los individuos particulares] es diverso y está completamente perturbado y procede de forma azarosa, por lo que muy bien dijo Heráclito que los hombres buscan las ciencias en mundos menores y no en el mundo mayor o común.
Hay también ídolos que surgen del acuerdo y de la asociación del género humano entre sí y a los cuales solemos llamar Ídolos del Foro, a causa del comercio y consorcio entre los seres humanos; pues los hombres se asocian por medio de los discursos, pero los hombres se imponen a las cosas a partir de la comprensión del vulgo. Así, una mala e inadecuada imposición de nombres mantiene ocupado el entendimiento de una manera asombrosa. Las definiciones o explicaciones con que los doctos han acostumbrado a defenderse y protegerse en algunos casos son completamente incapaces de restablecer la situación, sino que las palabras ejercen una extraordinaria violencia sobre el entendimiento y perturban todo, llevando a innumerables e inanes controversias y ficciones.
Finalmente están los ídolos que inmigraron a los anónimos de los hombres desde los diferentes dogmas de las filosofías y también a partir de las perversas leyes de las demostraciones, a los cuales denominaremos Ídolos del Teatro, puesto que cuantas filosofías se han recibido e inventado pensamos que son otras tantas fábulas compuestas y representadas en las cuales se forjaron mundos ficticios y teatrales. Y no hablamos tan sólo de las filosofías y sectas actuales o antiguas, puesto que pueden componerse y combinarse otras muchas fábulas de este tipo. Ciertamente: las causas de errores completamente diferentes son, sin embargo, casi idénticas. Y tampoco decimos esto únicamente de las filsofías generales, sino también de muchos principios y axiomas de las ciencias, los cuales se impusieron por tradición, por credulidad y por negligencia.

La parte constructiva estudia el modo en que debe ser organizada la experiencia. Es un discurso sobre el método científico. La viga maestra de este método es la inducción. Para organizar e interpretar los datos de la experiencia (y para hacer experimentos) Bacon propuso su "teoría de las tres tablas" (o tres registros):

  • En la primera ("Tabla de presencia") el investigador anotará aquello que encuentre en la naturaleza que quiere someter a examen (ejemplo: el calor).

  • En la segunda ("Tabla de ausencia") se tomará nota de lo ausente en la naturaleza sometida a examen (ejemplo: los rayos del sol se anotarán en la tabla anterior, mientras que los de la luna, que no producen calor, en la segunda)

  • En la tercera ("Tabla de grados") se señalarán los casos en los cuales la naturaleza observada aparecen en distintos grados de intensidad.2

A partir de esta investigación interviene la inducción: se comparan los diferentes casos, se interpretan, se construye una primera hipótesis y se procede a la experimentación. Tras un largo trabajo se llegará a una hipótesis crucial, que de verificarse será la causa y la naturaleza del fenómeno examinado. Bacon investigaba la naturaleza de las cosas, su sustancia y su esencia. Sin embargo, la ciencia moderna (la de Galileo) no se ocupa tanto de la naturaleza de las cosas como de las relaciones existentes entre ellas: sería una ciencia de relaciones lógico-matemáticas y no de sustancias . En las ciencias naturales es necesaria una estrategia de observación atenta y paciente. Charles Darwin será deudor de Bacon en su obra El origen de las especies.

El segundo libro del Novum Organum desarrolla propiamente el método inductivo de Bacon, en el que se trata de construir el saber, una vez se ha procedido a la crítica de los ídolos o errores.
La lógica Aristotélica, base hasta entonces de las ciencias, ha de ser remplazada pues por una nueva lógica experimental e inductiva. Esto es necesario, según Bacon, puesto que la lógica del filósofo griego es esencialmente deductiva, parte de algunas observaciones empíricas, pero se precipita rápidamente en una generalización que olvida la existencia de principios intermedios. Para decirlo en palabras de Bacon, la lógica aristotélica es una vía de investigación y de descubrimiento de la verdad que parte "de las sensaciones y de los hechos particulares para elevarse rápidamente a las proposiciones más generales". A esta vía, Bacon opone una nueva forma de acceso a la verdad, que parte igualmente de las sensaciones y de los hechos particulares, pero que "obtiene de ellos proposiciones, ascendiendo de un modo continuo y progresivo la escala de la generalización hasta llegar a los principios más generales".
Esto es, en suma, lo que realiza Bacon, el supuesto mérito de su filosofía: considerar insuficiente el escolasticismo y tratar de exponer un nuevo método de investigación mediante el conocimiento minucioso de la naturaleza, prescindiendo de todos los prejuicios que procedieran de las ideas aceptadas sin comprobación o de opiniones de autoridades antiguas tenidas como dogmas.
Pero Francis Bacon no fue demasiado consecuente con sus propósitos y, en su filosofía, hay mucho todavía de escolasticismo y de prejuicios aceptados sin examen. Además, Bacon no realiza ningún aporte significativo para la filosofía natural, nunca desarrolla su método. Tampoco encontramos mucha novedad en sus exhortaciones a emplear la observación, el experimento y la inducción si repasamos los escritos de algunos de sus predecesores inmediatos, en especial Galileo.
Prueba de las especulaciones sin fundamento científico de Bacon es la profunda influencia que ejerció en él la tradición mágico-alquímica. Por ejemplo, Bacon concibe la putrefacción como algo causado por espíritus volátiles que tienden a alejarse de los cuerpos para gozar de los rayos solares. De igual manera, Bacon alude a los influjos lunares, al mal de ojo o a la fabricación del oro. Esto nos reitera el sin numero de contradicciones que se encuentran en la obra de Bacon.

También es importante aclarar que la rebelión contra Aristóteles y el método escolástico no era, en lo más mínimo, original de Bacon. Ya para la época se había atacado fuertemente el método aristotélico, y personajes como Vives, Agripa, Ramus y Acontio habían luchado por una reforma del método algún tiempo antes que los escritos de Bacon hubieran alcanzado prominencia.
Con respecto a la tan nombrada influencia de Bacon sobre la ciencia moderna, hay que aclarar que es falsa. Como primero, los progresos realizados en el siglo XVII tuvieron lugar en las ciencias físicas, no en las biológicas, y en el desarrollo de las ciencias físicas el método de Bacon, como tal, no tuvo influjo alguno.
La supuesta influencia del método de Bacon en el desarrollo de los grandes logros científicos, también se reconoce como falsa cuando tenemos en cuenta que Copérnico, Galileo y Kepler lo precedieron, y que Harvey y Newton no lo tuvieron en cuenta.
Además, hay que considerar que Francis Bacon era un hombre de letras, y para nada un hombre de ciencia, lo cual, en principio, pone en duda la validez de su método puesto que sólo por la experiencia práctica puede desarrollarse cualquier método experimental.
Bacon insistía en la importancia del experimento, pero no podía enseñar lo que no había comprendido: el método experimental. Exhortaba a los hombres a estudiar la naturaleza, pero no podía suministrar indicaciones provechosas para tal estudio. Tenía una ferviente fe en las posibles conquistas de la ciencia, pero como nunca dominó ninguna de ellas, era incapaz de apreciar las condiciones reales de la investigación. Vio bastante claro que el progreso de la investigación debe ser gradual, pero no distinguió cuáles eran los grados necesarios ni la clase de averiguaciones ni el orden que deben seguir, antes de que puedan efectuarse los descubrimientos.
A pesar de todo esto, sus fieles admiradores, que en principio fueron los ilustrísimos de la Royal Society, han visto en Francis Bacon el padre de la filosofía y de la investigación moderna, y el heraldo de la nueva era científica.


 

 
 
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